EMILIO SALA y ANTONIO MOLTÓ: LOS PENSIONADOS DE LA ACADEMIA
Emilio Sala Francés (Alcoy 1850-Madrid 1910) pasó toda su vida fuera de la provincia de Alicante. Formado en San Carlos, viaja a Roma becado por el Ministerio de Estado en 1885.
Mientras que los pensionados por otras instituciones tenían que buscarse alojamiento y el estudio por cuenta propia la gran mayoría de ellos vivían en los alrededores de Piazza de Espagna, preferentemente en los estudios de via Margotta-, los del Ministerio residían en el centro que en 1873 se había abierto en el Giannicolo -en realidad el edificio no estuvo a punto hasta 1881 -.
Nos referimos a la Academia Española de Bellas Artes. Allí residió, y probablemente asistió a sus clases nocturnas de pintura, Emilio Sala del año 1885 a 1887.
Roma no era ya centro artístico de épocas pasadas, aunque conservaba un gran atractivo para los pintores españoles ya que una pensión en la Ciudad Eterna suponía un prestigio seguro a la vuelta.
España, descolgada de la pintura más moderna, continuaba prefiriendo no arriesgar y defender el virtuosismo técnico y el respeto a unos registros y amaneramientos académicos ya trasnochados.
Paris era otra cosa, era la ciudad que dictaría las modas artísticas hasta la Primera Guerra Mundial. Por allí pululaban grupos artísticos ajenos a las restricciones académicas; la fotografía había empezado a tener una influencia determinante en la evolución de las técnicas y temáticas pictóricas; faltaban solo unos años para que los Lumière presentaran su invención de imágenes en movimiento en Lyon.
Francia, con su capital a la cabeza, era el verdadero centro creativo indique el Ministerio de Estado debía de haber fundado su Academia si hubiera tenido Perspectiva.
Emilio Sala, sin embargo, es uno de los pocos artistas españoles que se salió de la norma. Como las pensiones del Ministerio podían realizarse en parte en otras ciudades europeas, Sala residirá en Paris desde 1887, no abandonando la ciudad hasta 1897. Paris influenció tanto en su desarrollo estilístico como en la fuerte carga teórica de su trabajo, entablando amistad con Pierre Puvis de Chavannes y Laurens.
Conoce las teorías de Helmholtz sobre los problemas ópticos de los colores que influirán decisivamente en su libro de 1906 Gramática del color~ una publicación que presenta perspectivas modernas relacionadas con el impresionismo, con Chevreule incluso con algunos planteamientos cerca nos a la futura Gestalt.
Expulsión de los Judios de Emilio Sala
También en Paris pinta uno de sus cuadros más conocidos, “La expulsión de los judíos”, cuadro que, por mediación del director de la Academia Romana Vicente Palmaroli, se muestra en la Exposición Universal de Paris de 1889 y es comprado por el Ministerio. Sin embargo su temática de historia algo pasada de moda no interesara mucho en Francia.
A su vuelta a España reside en Madrid, donde se especializa en pintura decorativa, paisajes, colabora como ilustrador de la revista “Blanco y Negro” y llega a ser un importante retratista de la sociedad del momento, una sociedad que precisaba satisfacer sus aspiraciones de representatividad.
Virtuoso del color y de la luz en un sentido diferente al que adoptaría a posteriori Sorolla.
Sala desarrollo una pincelada suelta de gran cromatismo que no llegaba a romper con la autonomía de los volúmenes y que estaba al servicio de una pintura de corte galante. No falto en su producción la obra de casacón de tema amoroso o las escenas del día, imágenes de autocomplacientes personajes en frondosos y luminosos jardines, en elegantes cafés o a la salida de un baile; hedonistas y ociosas escenas cercanas al modernismo protagonizadas por mujeres jóvenes -citemos Recogiendo flores (1888)-, La modelo, Coloquio al oloroso o escenas infantiles
También codiciado retratista, aunque de cariz más clásico y seguidor de Federico de Madrazo, fue Domingo LIorens Cervera (Denia 1827 -1927). El otro alicantino beneficiado por una pensión romana estatal en los años ochenta es Antonio Molto i Such (Altea 1841-Granada
1901).
Junto a su familia había emigrado siendo niño a Valencia donde realizó estudios de Bellas Artes e inició su afición por la fotografía. En 1863 se traslada a Madrid estudiando hasta 1871 en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, y participando en la Fundación del Circulo de Bellas Artes. De ideas liberales, Moltó presenta en la Exposición Nacional de 1871 “El pueblo libre” por el que recibe su primer galardón nacional, una medalla de tercera clase. Hoy desaparecida, esta escultura era moderna respecto a su temática, si tenemos en cuenta el con texto político en el que se fraguó, sin embargo, formalmente se situaba dentro del más riguroso academicismo.
Las obras que presenta en las exposiciones nacionales están dentro del género histórico. En 1881 matricula un Fray Bartolomé de las Casas obteniendo una medalla de segunda clase. Con este galardón a sus espaldas, obtiene la pensión del Ministerio de Estado en la Academia de Roma en 1882.
A su vuelta en 1884 sobrevivirá de encargos privados y públicos -como las esculturas para la Iglesia Nacional de San Francisco el Grande- entre Madrid, Valencia y Buenos Aires, para acabar sus días como catedrático en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Granada. Cuatro años antes de morir, en 1901.
Moltó presentó una de sus últimas obras en una exposición en Granada:”Viva España” Se trataba de una escultura historicista pero, eso sí, de historia contemporánea, compuesta por un abanderado español y dos soldados atacando al enemigo y un hombre negro muerto en el primer término. Una obra que, como plantea Ramón Llorens en su libro sobre este escultor, tomaba el pulso a la situación que se estaba viviendo en España.
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