ALUMNOS DE LA ESCUELA DE CASANOVA
A partir de los años noventa el costumbrismo sufrirá una transformación en un ambiente artístico en pleno cambio. El avance de los movimientos sociales, el desarrollo urbano de muchas ciudades y la fe en la ciencia provocó la aparición del pensamiento regeneracionista.
Como plantea el profesor Pérez Rojas, las Exposiciones Nacionales vivieron durante esa década un reconocimiento de la pintura social; la temática del trabajo expresada a través de una corriente naturalista empieza a ser común.
Dejó de estar de moda suavizar los temas y banalizarlos, o convertirlos en esas escenas pintorescas vulgarizadas por el costumbrismo; se pretendía mirar cara a cara la realidad de las clases más desposeídas reflejando su dureza y tomando partido pese a que, en ocasiones, se acaba cayendo en la imagen melodramática y anecdótica.
En el fondo se trata de una pintura en la que el asunto es más importante que la investigación técnica. Pero ya no son héroes o mandatarios políticos los protagonistas de la imagen, sino los parias, dentro de los cuales se sigue prefiriendo representar trabajador del sector primario – campesino, ganadero o pescadores-; solo una minoría refleja el mundo obrero nacido de la industrialización.
En plena efervescencia de la academia de Casanova surge de entre su círculo un digno representante de esta transformación iconográfica: Heliodoro Guillén Pedemonti (Alicante 1863-1940). Alumno en su infancia de Aureliano Ibarra, se formó en Madrid con Casto Plasencia, siendo colega de Garnelo y Cabrera. A su vuelta a Alicante abre un estudio desde el que realiza obras de temática social y encargos de decoración – según nos cuenca Carme lo Calvo en 1894 está realizando los paneles decorativos del Casino de Alicante- .
Se trata de piezas de grandes dimensiones, probablemente realizadas de cara a las Exposiciones Nacionales, en las que se describen situaciones límite de las clases desposeídas dentro de una estética realista; en el caso concreto de Guillén suelen rondar el tema de la muerte.
En la descripción que Calvo realiza de los cuadros que encuentra en dicho obrador, Espi descubre “Náufragos”, una obra de 1890 que es tuvo en su tiempo en el Casino tras la donación del artista -hoy en paradera desconocido- y que narraba la escena de un marinera ahogado que las olas han traído a la costa ante los ojos de algunos paisanos.
“Nosotros”, era tras «Entierro de un pobre en un barrio de marineros» de Calvo creemos reconocer La “última borrasca”, del Museo del Prado, cuadro por el que Guillén ganó una medalla de tercera clase en la Exposición Nacional de 1892. En este caso Guillén sitúa la escena días después: en la puerta de la casa del pescador, los vecinos, todos pobres, muestran su solidaridad.
A diferencia de “Solos”, obra realizada igualmente en 1890, no hay dramatismo desmedido ni gesticulaciones exageradas; si seguimos a Carmelo Calvo, Guillén «copia las escenas que ha presenciado y las enriquece con detalles tomados del natural. Guillén se traslada a la capital italiana en 1891 por cuenta propia.
A principios de siglo sus formatos han disminuido y sus temas han cambiado. Se centra más en el discurso de la pintura Que en asunto, llevándole su interés por la pintura a “plein air” a interesarse por el paisaje y por temas de género sin compromiso social; los desarrolla haciendo hincapié en el valor de la luz sobre las cosas y como estas se transforman.
Con una paleta rica y brillante en la que la mancha más que dibujo es la que construye las formas, Guillén retrató distintos rincones de la ciudad en la que nació.
Al morir Lorenzo Casanova en 1900, le sustituirá al frente de la academia uno de sus alumnos más aventajados, Lorenzo Pericas Ferrer (Alcoy 1863-Alicante 1912). Pericas, que realizó estudios en Valencia y Madrid, es el ejemplo del pintor formado fundamentalmente en Alicante que decide residir en la ciudad y vivir de los trabajos que su sociedad demanda: flores, retratos, cuadritos de costumbres tanta laicos como religiosos, así como, algunos encargos para decorar cafés, salones y dependencias del Casino de la capital.
El gusto de la época requería imágenes amables de niños cantando en una sacristía a, motivos festivos escenificados en rincones conocidos de la ciudad, o cuadritos ligeros con figuras femeninas que traslucían inocencia y virginidad.
Dentro de esta estética se encuentran los retratos que conserva el Ayuntamiento de Alcoy o el” Retrato de Clementina y Angelita Clemente”, cuadro que no llegó a terminar debido a una parálisis que lo conduce a muerte a los cuarenta y nueve años.
Mayor abundancia de personajes populares encontramos en la obra de Adelardo Parrilla Candela (Cartagena 1876-Alicante 1953) . Alumno muy querido por Casanova, se especializó en Paris donde residirá durante tres años autofinanciándose con la venta de obra.
A la muerte de Pericas será Parrilla el que continúe la labor docente de Casanova. Parrilla es muy conocido por haber pintado un gran número de bodegones a lo largo de su vida -el Ayuntamiento de Alicante guarda en sus fondos una importan te representación -. En ellos se observa la influencia de la pintura española del siglo XVII.
En cuadros como “La niña de la burrita” (h. 1910), “Pastora” o “Pescadora” ofrece una imagen benévola de la realidad popular en la que su paleta se aclara llegando en ciertos casos a presentar fuertes contrastes de color. Una imagen alejada del compromiso enfundado en grandes formatos que Heliodoro Guillén planteara a finales de siglo.
Los formatos modestos de Parrilla y su planteamiento arquetípico de personajes populares situados en una Arcadia cuyo escenario podía ser una playa alicantina o las montañas del interior, ponen en evidencia su orientación comercial hacia las clases pudientes de la ciudad.
Otros dos discípulos que convine resaltar son Rafael Hernández López (Alicante 1854-1917) y el único marinista del círculo, Andrés Buforn Aragonés (Alicante 1877-1943).
El escultor de dicho circulo fue Vicente Bañuls Aracil (Alicante 1866-1935) autor que inició una saga que llega hasta nuestros días.
Realizó sus primeras pasos como tallista con Juan Rizo, de donde paso a la escuela de Casanova.
En la exposición de 1894 obtuvo un primer premio y medalla de oro, galardón que le facilitó ganar una pensión de la Diputación para ampliar estudios en Roma en 1897.
Allí se convierte en uno de los alicantinos con mayor presencia en los certámenes organizados por la Società degli Amatori e Cultori, concretamente en los años 1902, 1903 y 1904, año en el que regresa a Alicante para siempre.
Amén de piezas pequeñas como “Marianela”, obra premiada en la Exposición Nacional de 1901, es preciso citar su escultura monumental.
El ensanche desarrollado durante la última década del siglo XIX se aprovechó para modernizar la capital alicantina con alumbrado eléctrico, línea de teléfono, mejora de las líneas férreas… Pero el urbanismo de plazas, paseos y jardines públicos o de grandes edificios modernos debía ir acompañado de arte
Publico.
Vicente Bañuls fue el más beneficiado por encargos monumentales de los escultores que pululaban por la provincia durante aquellos años; solo es preciso darse un paseo por la capital para apreciar que gran parte de los personajes ilustres que la balizan salieron de su taller. A la estatua del político Eleuterio Maisonnave en 1895, obra de minucioso realismo, le seguirán el monumento a los Mártires de la Libertad (1907) – hoy desaparecido-, la estatua de Jorge Juan (1913) en Novelda, el Monumento a Canalejas o la fuente de la plaza Gabriel Miró de 1918 – estos dos últimos trabajos con influencia modernista-. Sin embargo, el mayor introductor de nuevos lenguajes en la obra tridimensional fue su hijo Daniel Bañuls Martínez (Alicante 1905-1947), autor que inició su andadura profesional alrededor de 1918 y que queda fuera de este estudio.
También escultor y contemporáneo de Bañuls fue Lorenzo Ridaura Gosálvez (Alcoy 1871-Anna 1963) que cursó estudios en Barcelona y en el taller de Agustín Querol en Madrid. Es, según el historiador Lorenzo Hernández, un autor que participó de la estética impresionista de finales de siglo, estética que enlaza con el modernismo. Regreso a Alcoy en 1915.
Datos obtenidos de :EL CONTEXTO ARTÍSTICO ALICANTINO DE ENTRE SIGLOS (1873-1918): LA COSTOSA ENTRADA DE LA RENOVACIÓN LINGÜISTICA de ISABEL TEJEDA MARTIN