NACIMIENTO: 1908, en Moutier (Suiza)
BIOGRAFÍA: En el periodo 1928-1939 se formará artísticamente en las Escuelas de Bellas Artes de Buxtehude (Hamburgo), Basilea y Berna. Será la época en la que se sentirá influido por los impresionistas, llevando a cabo diferentes obras de carácter figurativo. Viaja por Italia visitando Ravenna y Venecia, iniciándose en la técnica del mosaico bizantino (técnica que, en 1943, le enseñará a su amigo el pintor alicantino Gastón Castelló). En el periodo 1949-1951 viajará como aventurero por África, atravesando poblados y ciudades de diferentes países, (Kenia, Gabón, Marruecos). Se interesará entonces por la etnografía y el arte negro, realizando numerosos estudios y dibujos sobre esta temática.
En el periodo 1951-1959 se enamora de Alicante y se hace construir su chalet-estudio en La Condomina. Será la época en la que desarrollará una obra interesantísima, de gran expresividad y características surreales. Durante estos años realizará varios murales en céntricas cafeterías de Alicante (hoy tristemente desaparecidos) y exposiciones, como la inaugurada en diciembre de 1952 en la CASE en la que mostró veintitrés obras.
El «estimulante Lachat» (como así lo describirá años más tarde su amigo José Bauzá) frecuentaba la tertulia del Café Samper donde se solían reunir, su amigo Gastón Castelló, Javier Soler, Manolo Baeza, González Santana, Adrián Carrillo, José Bauzá, y otros. Eran tertulias que llegarían a ser bien acaloradas en la defensa de criterios artísticos contrapuestos, pero en las que al final reinaría un clima de franca convivencia y camaradería. Lachat, persona y artista, conocedor de los movimientos vanguardistas del momento, con sus puntos de vista y forma de pintar trajo actitudes y aires nuevos hacia Alicante.
Al final de los años cincuenta decidirá retornar a Suiza, y sus amigos los pintores alicantinos le organizaron una gran fiesta de despedida en el estudio de Gastón (con la asistencia también de Pérez Pizarro), llegando a imprimir tarjetones conmemorativos, con dedicatorias afectuosas y la leyenda «A bientôt, Lachat».