NACIMIENTO: 1911, Alicante
DEFUNCIÓN:1986, Alicante
RESTAURACIÓN DE MURALES DE MANUEL BAEZA 2016 DEL AYUNTAMIENTO DE ALICANTE
TÉCNICAS PICTÓRICAS: Etapas iniciales de carácter melancólico expresionistas de los años cuarenta y cincuenta, nuestro artista realizará al principio de los años sesenta algunas incursiones en abstraccionismos y geometrizaciones estilizadas, para desarrollar posteriormente todo su esfuerzo creativo, en obras en las que, sin abandonar la figuración, se configurarán espacios y atmósferas perturbadoras en las que predominará sobre todo la intención lírica y mágica.
BIOGRAFÍA: Esta su ciudad natal, en la que desarrollará la mayor parte de su trabajo creativo y en la que, tras un lamentable y trágico accidente de tráfico, moriría setenta y cinco años más tarde.
Descendiente directo de una generación de orfebres, desde muy niño se interesa por dibujar y pintar cuanto la rodea sin otro magisterio que el de su propia vocación, teniendo desde siempre a gala su autodidactismo. Desde un principio, Baeza siente atracción también por el arte gráfico, llevando a cabo entre 1931 y 1945 diferentes trabajos de ilustración y carteles, con los que cosecharía varios premios (Fogueres de San Chuan, 1931, «La Virtud y el Ahorro», 1942).
Asimismo, realizó cerámicas junto al malogrado escultor alicantino Daniel Bañuls, y obtuvo el título de Maestro Ceramista de Arte, expedido por la Obra Sindical «Artesanía». El pintor mantendrá una estrecha amistad con Daniel Bañuls y Emilio Varela, quienes le realizarían sendos retratos, en escultura y pintura respectivamente.
Sus buenas relaciones sociales y políticas en el ambiente cultural de la posguerra, junto a su creciente valía como pintor, le permitieron al artista ir constantemente creciendo en el reconocimiento y desarrollo de una exitosa carrera. En 1948 realiza su primera exposición individual en la Sala Pictoria de Barcelona y al año siguiente expone sus pinturas en la Diputación Provincial de Alicante, alcanzando en ambas ocasiones un destacado éxito que motiva al artista a hacerlo también en Madrid en la, por aquel entonces renombrada, Galería Biosca. Junto a Emilio Varela (a título póstumo) Manuel Baeza será seleccionado en 1951 para exponer en el prestigioso «VIII Salón de los Once y Antológica de la Academia Breve de Crítica de Arte», dedicándole Eugenio d’Ors una Glosa titulada: «Baeza, valor nuevo». El crítico hablará de que el alicantino había entrado con su pintura, de honda raigambre mediterránea, a formar en parte del grupo destacado de valores actuales de la pintura española. Estos elogios sobre su obra le abrirán a nuestro artista numerosas puertas para desplegar su trayectoria; expuso ese mismo año en Madrid en la muestra «Un Decenio de Arte Español», en la Primera Bienal del Reino de Valencia, (donde obtiene la Primera Medalla) y en la Bienal Hispanoamericana celebrada en Madrid. A partir de este momento, Baeza llevaría a cabo tres exposiciones individuales más, en Madrid, San Sebastián y Valencia y concurrió a diferentes muestras colectivas tanto nacionales como internacionales. Es invitado a participar en las dos siguientes «Bienales Hispanoamericanas», así como en las muestras de «Arte Español» que se celebraron en Santiago de Chile, Lima, Caracas, Ciudad Trujillo, Bogotá y Manila. Por otro lado, el Ministerio de Educación Nacional, a partir de 1952, le invitará a participar en los «Cursos Contemporáneos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo», en Santander, donde entrará en contacto con Benjamín Palencia, Zabaleta, Álvaro Delgado, García Ochoa, José María de Labra y Oteiza, entre otros.
En 1953 nuestro artista obtuvo una Beca del Gobierno francés para trabajar en París; concurrió en la ciudad del Sena al «Salón d’Art Libre», exponiendo con artistas famosos como Picasso. Es en París donde proseguirá sus conocimientos de cerámica artística y llevará a cabo diferentes obras, de entre las cuales podemos destacar «El Sena». Como culminación a esta etapa, es seleccionado para formar parte de los pintores que representen a España en la «XXVII Exposición Bienal Internacional de Venecia» (1954), junto a otros destacados artistas contemporáneos.
Estamos en los años cincuenta, una época en la que España va poco a poco saliendo de su aislamiento. En el contexto alicantino, tras la aportación de Emilio Varela van filtrándose aires de cierta innovación plástica. Junto a unos pocos artistas, Baeza será uno de esos seres inquietos que contribuirá a que las cosas vayan renovándose. Realizará pinturas, que en algún caso, estarán dotadas de cierta inocencia: «La Explanada con caballito de cartón» o «Burritos» (1952). Asimismo durante estos años cultivará un trabajo expresionista con figuras y aspectos ciertamente melancólicos «Arlequín» (1951), «La familia» (1948), «Frutera» (1952), «Tertulia» (1954) y en otras obras expresará una acentuada carga de tristeza: «Dolor» (1952, Ayuntamiento de Alicante). Igualmente obtendrá premios de la Diputación por sus obras «Niña con molineta» (1953) y «Vendedora de frutas» (1959). Son obras que en alguna medida poseen un halo de influencia picassiana, a las que, no obstante, Baeza sabe imprimirles su acento particular. De su estancia en París también recibirá influencias del cubismo y de los movimientos vanguardistas del momento, aunque nuestro pintor una vez más aplicará su refinado filtro personal cargado de estilizado idealismo y mediterraneidad. Son obras, marinas y barcas, de moderna factura, donde los elementos estructurales de la composición poseen simultáneamente diferentes puntos de vista.
En este orden de cosas es importante destacar sus murales: «Hotel Carlton», (1955), mosaico para la Iglesia de «San Isidro de Albatera» (1957), mosaico para edificio en la «Plaza de Los Luceros» (1958) y un enorme mosaico de 900 metros cuadrados para el exterior del edificio «Gran Sol» de Alicante (1960). Nos encontramos en esta etapa de la vida y quehacer artístico de Baeza, ante amplios y diversos trabajos que reflejan típicos paisajes levantinos con actividades rurales o marineras en los que predomina un orden estructural geométrico con atenuada tendencia hacia la abstracción, poseyendo al mismo tiempo un alto grado de elegancia decorativa.
Estamos en unos momentos en los que el artista adquiere un gran prestigio dentro y fuera de Alicante, formando parte del equipo de José Luis Fernández del Amo, arquitecto y director entonces del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, recibiendo numerosos encargos y llevando a cabo posteriormente, durante la década de los sesenta, importantes y exitosas exposiciones, como la muestra individual realizada en la Dirección General de Bellas Artes. Organizada por esta misma Dirección General también expondrá en la colectiva «Artistas españoles contemporáneos» y el Ministerio de Relaciones Culturales le invitará a participar en la muestra «Pintura Figurativa Española», realizada en diversas ciudades de Argentina, e igualmente en «Arte Actual de España», exposición llevada a cabo en Méjico. Obtendrá la Pensión de Pintura de la «Fundación Juan March» y la Tercera Medalla de la «Exposición Nacional de Bellas Artes»; participando en diversos cursos sobre arte. También será seleccionado para representar a España en la «X Bienal Internacional de Sao Paulo».
Serán años de intensa actividad artística que reflejarán lo más granado de su trabajo creativo. La inquietud permanente del artista le llevará a abordar diferentes maneras expresivas que tendrán un fondo referencial, adscrito siempre a las esencias y la luz de su querido paisaje alicantino y mediterráneo.
Una máxima que al artista le gustaba decir es: «No hay que admitir lo nuevo por lo nuevo, sino lo nuevo por lo bueno, así podríamos en parte, taponar las filtraciones de los audaces…».
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Manuel Baeza, pintor • ELPAÍS.com
Alicante Vivo: LOS BAEZA DE LA RAMBLA
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