
NACIMIENTO: Elche 1948- 2015 Madrid
TÉCNICAS PICTÓRICAS: El esquematismo de su obra se nutre de elementos simbólicos de un marcado carácter sensual. Los espacios geométricos circunscriben las figuras centrales, que evocan cierta tribalidad, invocando un espacio-tiempo ya perdido para la humanidad.
INFLUENCIAS PICTÓRICAS: autodidacta
BIOGRAFÍA: sin embargo pronto empieza a exponer su obra por numerosos puntos de la provincia.
EXPOSICIONES MÁS SIGNIFICATIVAS:
INDIVIDUALES:
1977 «Realidad objetiva y realidad oculta». Sala de exposiciones del Parque Municipal «Hort del Chocolater». Ayuntamiento de Elche.
1978 Sala de Exposiciones de la C.A.M.. Santa Pola. Alicante.
1979 Galería Círculo de la Unión Mercantil. Madrid.
Sala de Exposiciones de la Caja Rural. Elche.
Sala de Exposiciones de la Caja Rural. Sax. Alicante.
1980 Sala de Exposiciones de Em Pavana. Elche.
1981 Sala de Exposiciones de la Caja Rural. Elche.
1982 Galería D’la Rosa. Murcia.
1983 Galería de Arte Domingo Torres. Cartagena. Murcia.
Sala de Arte de la C.A.P.A.. Crevillente. Alicante.
1985 Galería Trama-Art. Barcelona.
Taller Dadá. Vilanova y la Geltrú. Barcelona.
1986 «Mito-Homúnculos». Capilla del Oidor. Fundación Colegio del Rey. Alcalá de Henares. Madrid.
Sala de Exposiciones Ayuntamiento de Alcorcón. Madrid.
1989 Sala de Exposiciones «El Foro». Pozuelo de Alarcón. Madrid.
1990 Perfil Galería de Arte. Cartagena. Murcia.
Centro Cultural Casa de Vacas. Parque del Retiro. Madrid.
Casa Cultural «El Convento». Reinosa. Cantabria.
«Visiones del Silencio». Galería de Arte Lara y Olaverri. Madrid.
1991 Sala Museo de Arte Contemporáneo. Crevillente. Alicante.
1994 «Partículas». Sala de Exposiciones Librería Tierra de Fuego. Madrid.
1995 «En el Umbral». Instituto Egipcio de Estudios Islámicos. Madrid.
«Más allá del Umbral». Galería Catarsis. Madrid.
«Más allá del Umbral». Centre D’Art Héctor Mora. Elche.
1996 Galería Pictograma. Castellón.
Galería Isabel Bilbao. Jávea. Alicante.
Casa Cultural El Convento. Reinosa. Cantabria.
«El Orden y el Caos». Galería MW. Madrid.
1997 Galería Claroscuro (Ángela Agudo). Madrid.
Galería Esteban D. Tarragona.
1998 Galería Ángela Agudo. Madrid.
1999 Galería Catarsis. Madrid.
2000 Paco Jaén. Modacalzado. Parque Ferial Juan Carlos I. Madrid
2001 Exposición a beneficio de la aldea de Tatiwin (Marruecos). Sociedad Vegetariana. Elche.
2002 “El Orden y el Caos”. Galería Pictograma. Castellón.
“Vacío”. Museu d’Art Contemporani d’Elx. Centro Municipal de Exposiciones. Elche.
2004 “Vía Láctea“. Casa Municipal de Cultura José Candela Lledó. Crevillente. Alicante.
Centro Comarcal de Humanidades Cardenal Gonzaga. La Cabrera. Madrid.
2006 “Vuelo líquido“. Sala Municipal de Exposiciones Martín Chirino. San Sebastián de los Reyes. Madrid.
Sala El Gato Lector. El Molar. Madrid.
2007 “Vía Láctea”. Sala de Exposiciones. Oficina de Turismo. Ayuntamiento de El Molar. Madrid.
Urkiola Mendi. Madrid.
Eco del viento y del alba”. Pictograma Sala D’art. Castelló.
08/09 Hotel La Parada del Rey. Miraflores de la Sierra. Madrid.
2010 Hotel Dosa. Pedrezuela. Madrid.
Galería Excelencias. Madrid
“Fragmentos de un paisaje”. El Gato Lector. El Molar. Madrid.
http://nexo5.com/ent/1583/paisajes-olvidados-exposicion-de-jose-agullo-en-la-localidad-madrilena-de-pedrezuela
Realiza su primera exposición individual en 1977, «Realidad objetiva y realidad oculta» en la Sala Municipal de Elche y al año siguiente en la Sala de la CAM de Santa Pola. Es en el año 1981 cuando consigue el segundo Premio de Pintura «Villa de San Juan». En 1982 queda finalista de los «Premios Calviá» y poco después la Fundación Colegio del Rey de Alcalá de Henares premia su obra en el certamen de pintura «Ciudad de Alcalá». Desde los primeros años, además de muestras individuales realiza colectivas en España, Francia, Italia, Japón y EE.UU.
ENTIDADES PROPIETARIAS DE OBRA:
OBRA EN MUSEOS Y COLECCIONES PÚBLICAS
Ayuntamiento de San Juan. Alicante.
Fundación Colegio del Rey. Alcalá de Henares. Madrid.
Ayuntamiento de Alcorcón. Madrid.
Instituto Egipcio de Estudios Islámicos. Madrid.
Casa de la Festa. Elche. Alicante.
Museo Metropolitano de Tokyo. Japón.
Museo de Arte Contemporáneo de Elche. Alicante.
Foro Iberoamericano de La Rábida. Palos de la Frontera. Huelva.
Museo de Santo Domingo. Cifuentes. Guadalajara.
Ayuntamiento de Pedrezuela. Madrid.
Casa de Cultura José Candela Lledó. Ayuntamiento de Crevillente. Alicante.
Centro de las Artes. Alcorcón, Madrid.
Centro Comarcal de Humanidades Cardenal Gonzaga. La Cabrera. Madrid.
COLECCIONES PRIVADAS:
Francia, Japón, Holanda, Suecia, Suiza y España.
Y como homenaje quisieramos reproducir un articulo escrito por José Agullo sobre su propia obra y sobre él escrito en http://www.pagina-1.es/index.php/secciones/galeria-de-arte/163-jose-agullo-evolucion-y-cambio
«Para empezar, diré que soy natural de Elche, trasladado a la Sierra Norte de Madrid desde hace años. Nací en la ciudad de las palmeras el 8 de julio de 1948, a la hora bruja, sonando las campanadas de medianoche en el reloj de “Calendura”.
En los inicios de mi andadura artística, de 1974 a 1980, trabajaba la figuración: paisajes, sobre todo, y algún que otro retrato. Los bodegones no me motivaban mucho, tan solo hice tres, dos los vendí y uno se lo regalé a mis padres. En cambio me apasionaba el mar, el campo, la montaña… y deseaba transmitir dicha emoción a través de la pintura, mi sentido y vocacional medio de expresión. A la par investigaba con otras técnicas y otros conceptos, aunque siempre inspirándome en la naturaleza y sus aspectos más profundos. De aquella época conservo una serie realizada a plumilla y tintas de colores: mundos metafísicos y espaciales, además de algunos óleos. Andaba a la búsqueda de mí mismo y de mi personal camino en el Arte.
Decidí, entonces, realizar una colección de cuadros sobre Elche y su entorno, como final de mi época realista. Los expuse en una sala de dicha ciudad y fue todo un éxito. De cuarenta obras que presenté, vendí más de treinta. Entonces comencé otra etapa, una nueva aventura, con la sorprendente y admirable aceptación por parte de mi mujer. ¡Ahora que estaba vendiendo!…
En una marcha por la Sierra de Cazorla, el hallazgo en el cauce de un arroyo de un tronco -que aún conservo- desgastado y erosionado por el agua, mostrando como una especie de estrías que lo surcaban de arriba abajo, envolviéndole y creando espirales en algunas zonas, despertó mis recuerdos atávicos e inconscientes, y me inspiró a desarrollar una insólita serie: personajes extraños, como de ciencia ficción, ingrávidos, y realizados al óleo a base de líneas concéntricas que caprichosamente iban estructurando las formas. Esto fue entre 1981 y 1986. Más adelante, en un reportaje en televisión, aparecían unas tumbas neolíticas realizadas con enormes piedras, todas ellas grabadas con este mismo tipo de lí-neas concéntricas. Me sentí totalmente identificado, parecía mi obra.
Siempre he intentado, y sigo haciéndolo, cuando pinto, ser como un “medium”, es decir, que no sea mi ego ni mi intelecto el que dirija la orquesta, sino ser tan solo un instrumento, un intermediario de la energía creadora. Me apasiona tal opción. Me gusta ser el primero en asombrarme y disfrutar de lo que aparece en el lienzo. Por supuesto, mi intención participa en parte de la obra, preparando los lienzos y dotándolos de las texturas y calidades necesarias, después… me dejo llevar.
Y di un paso más. Me atraían las danzas primitivas, en las que los danzantes parecen poseídos por una energía sobrenatural, moviéndose frenéticamente al ritmo trepidante del tambor o de la música. Entonces nacieron los “Danzantes”. Me interesaba, sobre todo, la energía que podía expresar, más que la perfección de la imagen. Con un pincel grueso trazaba sinuosas líneas sobre la tela en blanco, de forma espontánea y rápida; surgía entonces una figura antropomorfa en movimiento, en actitud danzante o flotando ingrávida en el espacio del lienzo, que bauticé “Flotantes”. A continuación llenaba todo el resto del soporte con enérgicos y expresivos brochazos de pintura en varios colores y tonos, fríos y cálidos, contrapuestos, acentuando el movimiento de estos seres, figuras cartilaginosas, como sin estructura ósea, que se contorsionaban de las formas más increíbles, movidos por energías y fuerzas primigenias. En una crónica en la prensa, un crítico los denominó “Homúnculos”, me gustó y lo utilicé como título de una gran exposición -“Mitohomúnculos”- en la Capilla del Oidor de Alcalá de Henares. Decidí dar por acabado el tema con una corta serie que designé “Segadores”. Todo ello seguía siendo figuración, que no realismo, y lo desarrollé entre 1983 y 1989.
Ya en mi mente bullían las nuevas ideas que pujaban por salir. Entonces surgieron las que denominé “Cabezas mutantes”. Simplemente enfoqué el motivo en la cabeza, desprendiéndome del resto del cuerpo. Eran cráneos muy raros, deformados, los cuales a veces proyectaban fragmentos que se extendían por el espacio del lienzo y se unían a otras cabezas. Energía mental, comunicación telepática y mentes mutantes como concepto de la obra, temas estos que me interesaban mucho. Experimenté y realicé de muy distintas maneras estas nuevas formas. Esta colección la desarrollé entre 1985 y 1994. Iba abocado a la abstracción.
Y llegó el momento en que anulé toda imagen figurativa (aunque el observador siempre buscaba, y sigue buscando, alguna referencia familiar), y entré de lleno en el mundo de la energía cuántica. Llegaron entonces las “Partículas”. Era el año 1994. Me despedí de las cabezas y me centré en las orgánicas formas que se desprendían de ellas, a modo de contundentes partículas subatómicas -sería como las veríamos si nos redujéramos a un tamaño menor que ellas-. A veces llenaba toda la superficie de la tela con estas representaciones energéticas, otras construía vórtices, espirales, olas y un sinfín de estructuras simulando el infinito juego creador de la energía. Tanto en las “Cabezas” como en las “Partículas” seguí utilizando la misma técnica y procedimiento que en los “Danzantes”: pinturas acrílicas. Secaban rápido y ello me convenía para la espontaneidad de la obra.
Alrededor de 1996, de nuevo, mi inquietud me hizo dar un paso más hacia el ignoto mundo de lo microcósmico. Me zambullí en el interior de la partícula y descubrí un universo caótico, un espacio de luces, de sombras, de mundos que se crean y se destruyen en milésimas de segundo: comenzó “El orden y el caos”.
Creaba manchas con colores acrílicos muy diluidos, mezclados con otros más densos que configuraban gradaciones muy interesantes, simulando ese micro-mundo en donde estelas blancas, aplicadas al final, sugerían el rastro luminoso de la energía. Dentro de la misma obra, o en lienzo aparte, que luego unía en un solo cuadro, construía unos espacios geométricos de fondos oscuros en donde las partículas, tan solo perfiladas, se aglomeraban ordenadamente. Ello ayudaba a contener la explosividad del “caos”, dándole sentido y equilibrio y confrontándole de ese modo con el “orden”. Similar a como sucede en el Universo.
Todo ello continuó con un trabajo fruto de un encuentro casual. Lo realizaba fuera de mi estudio, en el jardín, en complicidad con la naturaleza, bajo un enorme fresno repleto de pájaros en donde exponía el lienzo a los elementos medioambientales. Las hojas del árbol, los excrementos de las aves, sus plumas, algunos minerales de la zona que yo incluía a propósito, el viento, el sol, y a veces la lluvia, el granizo… todo ello se integraba con la pintura que yo depositaba sobre la tela, dejando su impronta y colaborando en la elaboración de la pieza, a la vez que impregnándola de la telúrica energía del medio ambiente. El concepto expresado era la unidad inseparable de todas las cosas. Plásticamente, abstracción total, abstracción del entorno y del medio ambiente. Título, “Mater Natura”: mi humilde homenaje, testimonio de mi gratitud a la Naturaleza y al milagro de la vida.
Después de varios años de tránsito por esta etapa, gozando y disfrutando con el proceso de realización y habiendo sido la serie con la que más me he recreado, sentí la necesidad, una vez más, de evolucionar. Años de transición fueron 2011 y 2012. Experimenté con varias cosas buscando la tan anhelada evolución. Una crisis de salud me sacó de los titubeos previos, empujándome sin remisión al inevitable cambio. Sentí y comprendí que tenía que relajarme, aflojar tensiones y rigideces, y fluir como lo hace la vida, en comunión con ella.
Consecuentemente, he denominado “Fluir” a esta nueva colección recién comenzada. Trabajo sobre multitud de soportes: lienzos, maderas, telas estampadas y cualquier superficie que me permita hacer fluir la pintura en una determinada dirección o, simplemente, la deposito sobre la superficie de cualquiera de ellos y la dejo rezumar a su antojo. Luego puedo combinar ambos aspectos en una sola obra. Nuevos horizontes se me abren, excepcionales estímulos para seguir creando.
A todo esto he de decir que, aparte del concepto con el que suelo justificar mi obra, fruto de mis vivencias personales, me interesa sobremanera, desde siempre, lo que creo es evidente, la expresión propia y genuina de la pintura en sí misma.
Y éste es, de forma muy resumida, mi “viaje” por el Arte y la pintura, desde el macro al microcosmos.
Finalmente, pido a la Vida y al Universo, en estos momentos para mí críticos, que me concedan la salud y me permitan continuar con mi trabajo creativo, pues todavía me quedan muchas cosas que aprender, muchas cosas que decir y aportar a esta sociedad y a este mundo para así contribuir a su mejoramiento. En el fondo siento que todavía no ha llegado mi tiempo. Así sea.
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